miércoles, mayo 03, 2006

El Campo y el Movimiento Nacional


El Campo y el Movimiento Nacional

Por Mariano PINEDO

Según señala el jurista alemán Carl Schmitt, en el lenguaje mítico la tierra es denominada madre del derecho y de la justicia. La tierra contiene lo justo en sí misma, en cuanto su fertilidad recompensa el esfuerzo y el trabajo. "Todo campesino -dice Schmitt- conoce la medida interna de esa justicia".

Sobre la base de esta premisa es que creemos que el conocimiento de nuestra tierra y el respeto por el campo argentino, es el punto de partida desde el cual debemos ir configurando una visión propia, nacional, de la Argentina justa, libre y soberana que merodea desde siempre en nuestros sueños. Ello sin dejar de resaltar que nuestra concepción parte de un profundo respeto por la dignidad del ser humano en todos los órdenes de la vida, colocándolo en el centro de la escena en su relación con la tierra, muy por encima de los bienes materiales que de ella se derivan. Porque por sobretodo tenemos claro que –como decía el general Perón- "la Patria se forma en primer término por hombres y no pueden ser el campo, ni la máquina, ni el dinero, factores que se sobrepongan al hombre, que es quien sufre y trabaja y sin el cual ni los campos, ni los ganados, ni el dinero, tienen ningún valor".
Esta concepción humanista y nacional debe saberse a sí misma como un aporte esencial en la definición de un proyecto nacional, necesariamente concebido desde la profundidad de lo nuestro, mas que desde los resplandores luminosos de lo foráneo. El compromiso con lo nacional es el único punto de partida valedero para la construcción de lo propio, a partir de lo cual podremos integrarnos en el mundo, recibir fortalecidos los beneficios de dicha integración y realizar auténticos aportes en pos de la justicia social.
No tenemos resquemor alguno en identificar lo esencial de lo nuestro como Nación con el campo argentino. Allí reside gran parte del reservorio cultural de nuestra nacionalidad. Allí se ha desarrollado gran parte de nuestra historia. Allí han dejado el sudor muchos argentinos, con sufrimiento, con dolor, pero también con amor. Nuestro país no ha sido "inventado" desde afuera, sino que fue concebido, haciendo camino al andar, como un grito de libertad autóctono, si se quiere inexplicable, que fue tomando la forma que la propia tierra le fue marcando y permitiendo. El campo no reclama ser parte de esta Nación, porque el campo es esta Nación. Del campo proviene su energía y su condición; en el campo fue sembrada la semilla que -regada por el trabajo esperanzado de su pueblo- tuvo por fruto esta Patria que hoy amamos. Juan Perón, en un discurso ante el Congreso de Mujeres (27/8/1073) afirmó: "Creo que el interior del país representa, tanto en el sector femenino como en los demás sectores de nuestro Movimiento, las grandes reservas espirituales que han de servir para encaminar la vida nacional".

A través de esta columna y siempre sustentados en esta forma de ver al hombre, al campo, a la Nación y al mundo, trataremos de ir reflejando, a la luz de la historia, cual ha sido la relación del campo con lo que dio en llamarse el Movimiento Nacional, entendido este como el proceso político, encarnado básicamente por el peronismo, que propició la idea de conformar una visión política nacional, equidistante de las distintas formas de dominación ideológica, tanto de izquierda como de derecha.

En esa línea, observaremos de qué manera fue evolucionando la relación entre el agro y el peronismo, que evidentemente fue conflictiva en sus orígenes, pero atravesó momentos de buen diálogo e incluso -en tiempos del primer gobierno del General Perón- de auge productivo y compromiso político con el sector.

El aporte esencial e indudable que el peronismo ha realizado a la industria nacional, en modo alguno lo coloca en el papel de enemigo del campo. Veremos cómo esto se explica por sí sólo a la luz de los hechos. El General Perón nunca planteó un conflicto con el campo en sí mismo, como creen algunos necios de lectura sesgada, no siempre desinteresada. El campo era parte esencial del país que él imaginaba.

Sí se planteó el conflicto contra un sistema político establecido, que se nutría en parte del poder que importaba la propiedad de la tierra, por tratarse justamente de la base de sustentación del régimen que él pretendía reemplazar, en función de algunos cambios políticos y sociales que creyó convenientes introducir en la historia y finalmente logró.
Sí se planteó la necesidad de darle a la producción agropecuaria un perfil más agroindustrial, sobre la base de un análisis de la problemática nacional, en el contexto de una concepción internacional que en futuras presentaciones analizaremos.

Pero en modo alguno el movimiento nacional propone un posicionamiento en contra los intereses del campo, ni tan siquiera del productor agropecuario. Se verá como, por el contrario, el peronismo no ha tenido inconveniente (como mucho acomplejado populachero posterior) en adoptar diversas medidas de estímulo económico al sector, mejorar sus precios y promover la incorporación de tecnología a la producción agropecuaria.
Resultan elocuentes algunas expresiones del propio Perón, el mismo Perón que en los primeros años de la década del 50 promueve la consigna de "vuelta al campo", o de órganos de difusión del peronismo que han sido referentes importantes del pensamiento peronista agropecuario, como es el caso de la Revista Mundo Agrario.

Nos interesa aquí citar algunas de esas manifestaciones, de manera de zanjar esta cuestión que tiene ribetes de ideologismo muy perjudiciales.
Dice Perón, el 12 de febrero de 1946, nada menos que proclamando su candidatura a Presidente de la Nación: "Deben convencerse de que la ciudad, sin el esfuerzo del hombre de campo, está condenada a desaparecer."

En tanto, el "Segundo Plan Quinquenal al alcance de los niños" informa que "Perón quiere que el campo produzca mucho y que su población humana sea feliz [...] Las asociaciones de campesinos o cooperativas le facilitarán la maquinaria para poder producir más con menos trabajo. El gobierno fijará los precios más altos a los productos del campo [...] En todas las escuelas se difundirá la benéfica acción del campo. Muchos niños y jóvenes se dedicarán a las tareas agropecuarias".

El Presidente Juan Domingo Perón, en 1950, reclama a los legisladores su apoyo a "la acción del Poder Ejecutivo en esta campaña de reactivación agraria".(Cámara de Senadores de la Nación, Diario de Sesiones, 1950, Buenos Aires, 1950, p.20.) En 1951 plantea que "lo justo es que ahora la independencia económica sirva al bienestar del campo argentino"(Cámara de Senadores de la Nación, Diario de Sesiones, 1951, t.1, p.10.).

Mundo Agrario, la revista agropecuaria peronista fundada por el ex gobernador peronista de la Provincia de Buenos Aires Carlos Aloé, titula, en el número del mes de junio de 1951: "Agricultores felices y en gran número quiere el General Perón", citando al Presidente de la Nación cuando afirma que "se ayudará al campo en toda forma" y que se incentivaría "la explotación racional del suelo".

El Segundo Plan Quinquenal (1953-1957) se ocupa en el capítulo X de la política agropecuaria, poniéndose como objetivo el de "procurar el nivel social, material y cultural de la población rural, consolidando el hogar campesino, estimulando la cordial armonía entre todos los participantes del trabajo rural -productores y obreros- bases esenciales de la economía agraria". Continúa diciendo que "el campo necesitaba seguridad y tranquilidad para producir " y que "no hay latifundio si la tierra produce ".

En 1954 Perón hace hincapié en que "la recuperación de la economía nacional de 1953 se originó en el sector de la producción agraria" como consecuencia de "la más rápida y eficaz mecanización del campo" y la "organización de sindicatos agrarios y las organizaciones cooperativas de productores agropecuarios" (Cámara de Senadores de la Nación, Diario de Sesiones, 1954, Buenos Aires, 1954, t. 1, pp. 16-17 y 21.)

De manera que, desmitificada la imposibilidad de abordar una política agropecuaria auténticamente nacional, desde el peronismo, nos abocaremos en futuros artículos a desmenuzar los distintos aspectos de la relación entre el campo y el Movimiento Nacional. No sólo los que tiene que ver con lo estrictamente productivo o puramente económico, sino todos aquellos tópicos que, por su vital aporte a la discusión y definición del proyecto nacional, puedan traducirse en programas políticos a futuro. La propiedad de la tierra y sus consecuencias políticas, económicas y sociales; la redistribución poblacional y la necesidad estratégica de ocupar todo el territorio nacional; la ecología como ciencia que aporta a un desarrollo sustentable, pero no como herramienta de consolidación de la pobreza en los países subdesarrollados, serán sólo algunos de los escenarios en donde trataremos de poner en escena al peronismo agropecuario.

Mariano PINEDO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo! Sobre todo para esta época de conflicto... Ojalá el gobierno repasara un poco de la historia de su estimadísimo General Perón.
Saludos!